Metamorfosis de las sombras
PRESENTACIÓN
Se hace fuerte ese latido insistente
que aspira alcanzar los tejidos del espíritu y la conciencia humana tras el ejercicio
de la concepción microcósmica por interpretar nuestra modificada realidad. Esos
efímeros y atemporales estímulos incomprensibles e inconexos de pulsaciones
inherentes a nuestro contexto espiritual, es la clarividencia de una señal
efímera que busca reincorporarse en la estructura de nuestro ser.
Metamorfosis de las sombras, concibe en
los diversos textos el aspecto oscuro de nuestra realidad como el vestigio
absoluto donde yacen las ramificaciones que se filtran a nuestro estado
consciente.
SILENCIO
Vasta es la hierba de la noche blanca
donde pastan mis inquietudes antiguas,
de mi techo vacío cargo el peso del misterio consciente
que me observa, pero solo soy eco cifrado
de una estrella que parte sin vestigios.
El ebrio indicio me llama por mi nombre
y me invita a pescar en el infinito.
¿Pero de qué le sirve a un extranjero una morada?
cuando ya es un suspiro,
cuando ya es sombra y ceniza,
cuando ya es viento y hoja otoñal
que terminaran juntos en el recuerdo de la tarde.
CONFESIONES
Me confieso ante la tarde
testigo de voces lejanas.
Mis manos se hunden
en un otoño herido
que partieron tristísimas aves
hace ya mucho tiempo.
Silbo las letras abstractas de elegías consonantes
y me descubro en la blancura de la noche;
empapado de cósmico rocío despierto
en la mortalidad de mis huesos.
¡Amada mía! toca mis labios con los tuyos
antes que el cristal de Narciso
advierta mi reflejo opuesto.
Me parece largo,
infinitamente largo
el canto de las transparentes aguas
que hacen ondear la lumbrera sideral
cuando aún mis manos huelen a tierra
y el polen fabrica estrellas
en el pasto brillante.
¡Amada mía! toca mi piel
antes que los primeros rayos de luz cósmica
evaporen mis alas de cera,
antes que amargamente descubra
en una aurora crucificada
que las sombras que crearon tu espacio
fueron solo un espectro transmutado de luz.
Mis manos se hunden
en un otoño herido
que partieron tristísimas aves
hace ya mucho tiempo.
Silbo las letras abstractas de elegías consonantes
y me descubro en la blancura de la noche;
empapado de cósmico rocío despierto
en la mortalidad de mis huesos.
¡Amada mía! toca mis labios con los tuyos
antes que el cristal de Narciso
advierta mi reflejo opuesto.
Me parece largo,
infinitamente largo
el canto de las transparentes aguas
que hacen ondear la lumbrera sideral
cuando aún mis manos huelen a tierra
y el polen fabrica estrellas
en el pasto brillante.
¡Amada mía! toca mi piel
antes que los primeros rayos de luz cósmica
evaporen mis alas de cera,
antes que amargamente descubra
en una aurora crucificada
que las sombras que crearon tu espacio
fueron solo un espectro transmutado de luz.
Producción poética Metamorfosis de las sombras, diciembre 2022
RITUAL DE UNA CANCIÓN
Hoy me nace una canción
para el gesto enmudecido de la noche enlutada
de los fríos cuerpos de murtorias sábanas
donde se desprende el reseco temor de la ausencia.
¿Quién dijo que la piel es eterna?
solo un ser como el hombre es capaz de inventar
en su último instante la eternidad.
¿Por qué duele desprenderse de la ajena naturaleza
cuando el roció cósmico no les pertenece a los sentidos?
Hoy le canto a las cenizas de las últimas tardes,
a la luz que nace cuando muere el crepúsculo,
a las rendijas que filtra la nostalgia de un ave.
Hoy le canto a los cuerpos
y a los vacíos que forjan el misterio de las esferas.
SER AUSENTE
Se desgastó la luz del rostro desnudo
y sin rumbo mis aves
emigraron a otros vacíos,
sentado en el umbral sombrío
medito el susurro de elegías
evocadoras de imágenes
de otros cuerpos.
Cae la tarde y me convierto
junto a la ciudad en la inédita
historia de un apócrifo vacío.
Hago desconocidos los rostros cercanos
escucho sus voces
pero me son ausentes,
sus historias indiferentes,
sus vidas esquirlas de luz
en el sueño de un letargo mortal.
Vivir y no existir,
desconocer quién soy
y hacia dónde voy,
aumenta el descenso de mis tardes,
mientras observo caer inútilmente
los trozos de mis últimas primaveras,
y de mis lágrimas incorpóreas
las últimas estatuas de sal.
ANATOMÍA DE LA AUSENCIA
La mañana intentó reincorporarse
girando en colores vastos,
posando en materia tangible,
viajando en armonías naturales
y equilibrios atemporales.
Todo estaba en un plano horizontal
sin embargo, las piezas rotas del teatro
nunca percibieron su vestigio.